Una versión poco conocida

La verdadera (y triste) historia del cuento de La Sirenita, que nada tiene que ver con la película

Como es costumbre con otros cuentos e historias populares, Disney "suavizó" la historia de La Sirenita para su película de 1989. Aquí repasamos las diferencias de la cinta con el cuento original de Hans Christian Andersen, donde no necesariamente se casaron, vivieron felices y comieron perdices.
domingo, 30 de agosto de 2020 · 09:24

Las películas animadas de Disney han apuntado desde siempre a un público infantil; o bien a un público que nunca dejará de sentirse niño. Más allá de algunas excepciones contadas, los condimentos naíf o de ingenuidad han estado siempre en las producciones; sobre todo en los grandes clásicos de siempre.

Blancanieves, La Cenicienta, Pinocho, El Jorobado de Notre Dame y Hércules (estos dos últimos, un poco más cercanos en el tiempo) son solo algunas de las películas relizadas por la firma del Ratón Mickey que están basadas en cuentos o libros históricos. Y para las que, con la idea de convertir una historia que no solía ser del todo feliz en algo para niños, se tomaron algunas licencias que permitieron suavizar la historia. Porque la mayoría incluyen desarrollos y desenlaces tristes, o elementos que no son los esperados de un feliz cuento de hadas.

Entre estas historias que llegaron en versión light, sobresale también La Sirenita. La película estrenada por Disney en 1989 está basada en un cuento escrito por el danés Hans Christian Andersen en 1837. Y si bien el conflicto inicial es el mismo -una joven y bella princesa sirena, hija de Poseidón y quien está dispuesta a renunciar a su voz para convertirse en humana y casarse de un príncipe-; el final de la historia de Andersen no es nada feliz. Ni tampoco es el mismo que incluyó Disney en su versión

Diferencias

Las sirenas son seres mitológicos, con la mitad superior del cuerpo de una mujer; y la mitad inferior de pez. Sin embargo, obras como La Odisea (de Homero) las describen como seres horripilantes; que enamoran a los marinos con sus cantos y dulces voces al punto de que estos se arrojan desenfrenadamente al mar. Allí mueren ahogados o, en el peor de los casos, devorados por quienes antes habían emitidos tan hipnóticas melodías vocales.

Sin embargo, ni Andersen ni Disney se aferraron a esta versión de estos seres mitológicos; y crearon a Ariel (nombre de La Sirenita) como una bella joven que vivía en el fondo del mar. A cumplir 18 años, a la joven se le concede el regalo de poder visitar y explorar la superficie. Allí se enamora del "mundo humano", ansiando con ganas pertenecer a él; y también de un príncipe que festejaba su cumpleaños a bordo de una embarcación. La nave naufraga luego de una tormenta; y es Ariel quien lo rescata del fondo del mar y le salva la vida. En ese momento se produce el flechazo de enamoramiento en la joven sirenita.

Enloquecida y enceguecida de amor, Ariel visita entonces a la bruja (Úrsula, en la película) y pacta entregarle su voz y quedar muda a cambio de que la malvada hechicera la transforme en humana. Tanto en la película como en el cuento original, hasta este punto se mantienen coherentes las líneas argumentales. Pero el quiebre se da con respecto a la correspondencia del amor del príncipe humano.

Mientras que en la cinta animada el enamoramiento es mutuo y el romance va creciendo entre los dos protagonistas; en el cuento del escritor nórdico el hombre conoce, se enamora y se compromete con otra doncella luego de ser rescatado por Ariel. Tras renunciar a su pertenencia más preciada (su voz) e incorporarse al mundo en la superficie, Ariel se acerca al príncipe. Y aunque ella sigue perdidamente enamorada, el hombre no ha abandonado el amor por su futura esposa con quien finalmente contrae matrimonio

Fuente: Instagram @disneylittlemermaid

Hasta el momento, ya la existencia de un enamoramiento no correspondido es un desenlace triste para Ariel en el cuento original. Pero a ello se le suman otros condimentos. Resignada a esperar su triste final, Ariel prácticamente baja los brazos; y son sus hermanas quienes acuerdan con la misma bruja un triste plan: si la sirenita mata al príncipe, la joven seguirá con vida y regresará al océano. Lejos de acatar ese plan, siguiendo su tierno y triste corazón; Ariel no asesina a su amado. Y su persona termina desintegrada en las olas del océano, desvaneciéndose entre la espuma del mar.