A 60 años del espectáculo que cambió la historia de la música mundial

Todo lo que necesitamos es amor: 5 rarezas de los orígenes de The Beatles a 60 años de su nacimiento

El 9 de febrero de 1961, The Beatles brindó su primer show en el bar The Cavern, en Liverpool. Todavía no contaban con su formación definitiva y al principio les pagaban 5 libras por función. En 1963 llenaron el lugar. Historia, actualidad y curiosidades de aquellos años, y del bar.
domingo, 14 de febrero de 2021 · 06:05

Para los beatlemaníacos, The Cavern va a ser siempre el lugar donde se originó todo; algo así como el Edén del rock mundial, donde en lugar de un Adán y una Eva hubo cuatro Adanes; y quienes -a diferencia de los personajes bíblicos y según la óptica religiosa- no fueron expulsados para llevar una vida de padecimiento; sino que volaron por sus medios para trascender.

El 9 de febrero de 1961, cuatro jóvenes daban su primer show en este club de Liverpool; el mismo que -gracias a la fama que obtendrían los músicos- se convertiría luego en un lugar de culto. Estamos hablando de The Beatles, una de las mejores bandas de rock y de la música mundial de la historia. Y ese primer show estuvo rodeado de varias particularidades.

The Cavern, el bar de culto donde nació la leyenda de The Beatles. Fuente: Instagram @cavernliverpool

Por empezar, la primera formación de ese show casi doméstico del que hace unos días se cumplieron 60 años no era la que saltaría años después a la inmortalidad. Y la paga de aquel mediodía no se asemeja a lo que The Beatles podrían llegar a cobrar hoy por uno de sus recitales (ya que soñar es gratis, soñemos cosas imposibles).

A continuación, compartimos algunas particularidades de ese primer shows, de los que vinieron después y de la difícil situación que atraviesa The Cavern hoy.

¿Y Ringo?

La primera formación que se presentó aquel jueves 9 de febrero de 1961 en ese bar de culto de la ciudad inglesa de Liverpool tenía a John Lennon y a Paul McCartney; y también al siempre querible y entrañable George Harrison en escena. Sin embargo, el cuarteto era completado por Pete Best en la batería. 

Los jóvenes venían de tocar y perfeccionarse en la ciudad alemana de Hamburgo, por lo que el agregado de las innovaciones que trajeron no tardaron en llamar la atención de los ocasionales transeúntes y comensales que almorzaban aquel mediodía en el lugar. Ni de aquellos que fueron a disfrutar y vivir de sus shows durante los casi 300 shows que brindaron allí en dos años.

The Cavern, la cuna de The Beatles en Liverpoo. Fuente: Instagram @cavernliverpool

Ringo Starr, el baterista definitivo de The Beatles, recién se incorporaría a la banda y a los shows en agosto de 1962. Y, en un principio, el público no se mostró para nada conforme con la situación. Tanto que se lo hicieron saber a la banda en general y a Harrison en particular, quien se llevó un cabezazo y un ojo morado de uno de los espectadores que no aceptaba la ida de Best,

The Beatles en 1960. Fuente: Instagram @thebeatltes 

Precio accesible

Por ese primer show en el bar ubicado en esta especie de sótano liverpoolense, la banda cobró un precio impensado e irrisorio en comparación con los valores que se manejan hoy para un show de McCartney o Ringo -por mencionar a los integrantes que siguen vivos y activos-. La paga fue de 5 libras esterlinas por función; ni tampoco lucían sus trajes ni sus flequillos.

Claro que esto fue cambiando y la cotización comenzó a subir en la medida en que la banda fue adquiriendo popularidad. Sus últimos shows en The Cavern fueron con un estricto control en lo referido al público y su casualidad. No habían más de 500 personas en su interior, y por la entrada se pedían 300 libras.

Aquel extraño caballero

Luego de aquel 9 de febrero, The Cavern se convirtió como en un segundo hogar para quienes años después se convertirían en los Fab Four. Y 9 meses después de aquel show, también un día 9 -pero de noviembre- y ya con Ringo en la batería, un extraño y sobrio hombre escuchaba a la banda mientras disfrutaba de su almuerzo.

Brian Epstein, el primer manager de The Beatles. Fuente: Instagram @legendarywhorez

Este hombre era Brian Epstein, quien se convertiría en el primer manager de la banda; y su llegada al lugar no había sido casual: los afiches callejeros y las reseñas sobre ellos en algunas revistas habían despertado su interés. Así fue como Epstein, propietario de un local de electrodomésticos, conoció a The Beatles.

De groupie a secretaria

Una adolescente de 16 años, Freda Kelly, era una de las principales habitués de The Cavern cuando The Beatles estaban en el escenario. La primera vez que los vio, los integrantes todavía se vestían con esas rebeldes ropas de cuero (inéditas para la época). Y luego de esa primera vez, se sucedieron otras 190 veces; siempre en The Cavern.

Casi al mismo tiempo en que Freda descubría el talento de The Beatles; hacía lo propio Epstein. Y por esto fue que, durante una de las presentaciones, el hombre le propuso a la joven que se convirtiera en su secretaria privada, lo que significaba también ser la secretaria de John, Paul, George y Ringo.

Freda Kelly, la fan de The Beatles que se convirtió en su primera secretaria. Fuente: Instagram @harrisonarchive.

Su función era la de ser el nexo entre la banda y los crecientes clubes de fans, y leer y responder las cartas del público. Cuando los músicos presentaron Please, Please Me (marzo de 1963), la joven debía hacerle frente a unas 800 cartas que recibían The Beatles a diario. 

El último show y la dura actualidad de The Cavern

En julio de 1963, The Beatles ya eran los Fab Four, su fama era mundial y presentaban She Loves You. Un mes después, el 3 de agosto, se presentaron por última vez en el mítico The Cavern. Fueron el cierre de una noche que tuvo a casi diez bandas en escena. 

The Cavern, la cuna de The Beatles en Liverpoo. Fuente: Instagram @cavernliverpool

En 1999, Paul McCartney volvió al bar como parte del lanzamiento de su trabajo Run Devil Run. Pero desde aquel último show de The Beatles, el lugar ha pasado por distintas situaciones. En 1973 fue cerrado, y parte del lugar fue expropiado por la empresa del metro en Liverpool, y demolido. En 1982 intentó reabrir como bar, pero los estudios evidenciaron que no era un lugar seguro. 

En la actualidad, el lugar ha reabierto como una atracción turística de Liverpool. Pero la pandemia de coronavirus también ha dejado sus huellas; y los gastos son altos. Los dueños ya redujeron el personal y han echado mano a los ahorros para mantenerlo abierto. Y hasta han pedido ayuda a las autoridades del gobierno para mantenerlo como atracción.