El día en que Netflix infiltró un espía al Palacio de Buckingham para reconstruirlo en The Crown

La serie británica The Crown, que repasa el extenso y aún vigente reinado de Isabel II al mando de la Corona británica ha suscitado todo tipo de polémicas. Y, manifiestamente, ha enfrentado a la Familia Real Británica con el gigante de streaming; a tal punto de que desde la monarquía prácticamente han exigido que la producción aclare que se trata de una serie ficcionada.

Los escándalos privados de Isabel II y su hermana, Margaret; la relación de la soberana con los diferentes primeros ministros y la intimidad entre la reina y su esposo, Felipe de Edimburgo son algunos de los aspectos en los que ha ahondado la serie, que ya lleva cuatro temporadas y tendrá -al menos- dos partes más.

En la cuarta temporada, estrenada el año pasado, los realizadores hicieron foco en uno de los episodios más escandalosos y, a la vez, terribles de la historia de la Familia Real: el poco feliz matrimonio entre el Príncipe Carlos y Diana Spencer, reconocida en el mundo entero como Lady Di. Y estos detalles no hicieron más que aumentar la tensión entre La Corona y los productores.

Sin embargo, antes incluso de esta polémica -que tomó una marcada notoriedad y publicación-, la predisposición de la Reina y su familia para con los realizadores de la serie no fue la mejor. Con su característico hermetismo, la Familia Real rechazó la petición de Netflix para conocer el imponente Palacio de Buckingham por dentro, para luego recrearlo en la serie.

Lejos de tirar la toalla, desde la plataforma se las ingeniaron para infiltrar un espía al majestuoso palacio.

Como un turista

Martin Childs, diseñador de producción de The Crown, fue el espía que ingresó infiltrado a Buckingham. Según reveló el propio involucrado en diálogo con el medio The Times, ingresó como integrante de un contingente de turistas que abonó el ticket de 30 euros. Fue en la época en que el palacio londinense aún estaba abierto al público para hacer recorridos guiados. 

Childs confesó que hizo el recorrido prestando especial atención a los 15 espacios a los que pudo acceder e intentando que no se le pasara ni el más mínimo detalle. El recorrido no incluía las habitaciones privadas de Su Majestad y el consorte Felipe; por lo que aquí debió hacer gala de sus conocimientos como diseñador.

“Lo único que sabía era que en los apartamentos del piso superior, las habitaciones están distribuidas en forma continua y conectadas por puertas, en lugar de pasillos. Así se ubican el dormitorio, el vestidor de la reina y el dormitorio del príncipe Felipe. Entonces, tuve una metáfora arquitectónica de un matrimonio extraordinario. Significaba que podían cerrarse las puertas el uno al otro, que habría distancia y cercanía entre ellos cuando quisieran”, relató Childs a The Times.

Atento a todo

Además de haber deducido y darle rienda suelta a su creatividad -inspirada en su conocimiento- en lo que hace a la reconstrucción de los cuartos del Matrimonio Real en la serie, el diseñador se las ingenió para observar en perspectiva todos los salones que visitó. Ello le permitió hasta pensar en los encuadres de las escenas.