Michelle Salas: el problema de salud con el que lucha hace 2 años

Michelle Salas es una celebridad. A nivel internacional, no sólo se la reconoce por ser la hija de Luis Miguel, sino que también tiene una marcada fama y exposición como influencer. Y es que en las redes sociales, la joven suele lucir contenidos de marcas, así como también sus constantes viajes. Pero no todo es color de rosas en su vida. Porque en una reciente entrevista, Michelle Salas pidió ayuda y recomendaciones para superar una enfermedad que la afecta desde hace 2 años aproximadamente.

Michelle Salas explicó que, si bien disfruta sus constantes viajes a todos los destinos del mundo, esto también le ha generado un problema de salud relacionados al sueño y al descanso. Es que la hija de Luis Miguel confiesa que no tiene tiempo para dormir las horas correspondientes que le permitirían descansar y recuperar energía. Ello le ha generado un insomnio hace dos años, según ella misma confesó.

La dramática confesión de Michelle Salas sobre un trastorno que afecta su salud desde hace 2 años

La joven aprovechó sus redes sociales para contar su padecimiento y, de paso, pedir ayuda. “Buenos días. No están entendiendo, me acosté a los 10 de la noche tratando de dormir la horas que quería dormir y fue imposible, estoy teniendo un grave problema y no sé quién me pueda ayudar”, reveló Michelle Salas al inicio de un video que subió a sus historias de la red social Instagram. 

“No logro desconectar el cerebro, mi cerebro no desconecta, me duele el cerebro y todo el tiempo, en la noche, estoy como despierta, pensando, y no logro descansar nada. Heme aquí, ya estoy de camino a mi shot, será un día largo, así que, actitud positiva, espero dormir temprano hoy y recuperar esas horas de sueño”, comentó la modelo Michelle Salas, mostrándose optimista pese a la situación.

Además, la influencer e hija de Luis Miguel concluyó: “Si tienen algún tipo de recomendación, sugerencia, idea, algún doctor del sueño que me pueda ayudar, se los agradeceré infinitamente porque, la verdad, no me quiero acostumbrar a no dormir. Se me hace rarísimo porque antes no tenía ningún tipo de problema durmiendo en el avión, en el tren o donde estuviera, pero estos dos últimos años han empezado a ser como que no sé”.