Los 3 síntomas de cáncer que no debes ignorar nunca

El cáncer es una enfermedad silenciosa, salvo cuando presenta un estado totalmente avanzado y ahí empiezan a surgir distintos síntomas. De acuerdo a estudios, existen algunas señales desapercibidas que se sentirán las primeras semanas en la que comienzan a formarse los tumores malignos. Se trata de la formación de bultos y el dolor de espalda.

Estas señales suelen confundirse con otras enfermedades y no con el cáncer, por lo que detectarlos y realizarse estudios médicos será fundamental para disminuir el riesgo de muerte. Siguiendo esta línea, en el cáncer de vejiga y ovario, el dolor de espalda es una señal de alerta y que muchas veces pasa de largo. Además, los bultos serán otras de las señales que marcarán la presencia de tumores malignos y que a menudo se los atribuye como signos de la edad. Por lo tanto, cuando se encuentra esta señal en la piel, en el testículo o en la mama, habrá que acudir a profesionales.

Además, cuando vamos al baño a realizar deposiciones, también debemos observar el color de las mismas. Cuando las heces sean negras o alquitranadas, se tratará de una hemorragia interna, más precisamente en la región superior del estómago, y cuando la sangre pasó por el intestino, el paciente murió de cáncer.

Ante este panorama, distintos organismos sostienen que si estos síntomas aparecen durante tres semanas o más, será un motivo de preocupación porque probablemente se trate de cáncer. Por lo tanto, para prevenir estas señales, será necesario mantener algunos recaudos esenciales. Es que si bien no se conocen los orígenes del cáncer, una dieta sana, un peso saludable y evitar una vida sedentaria representará el ABC para reducir los riesgos de estos tumores.

Aunque lo cierto también es que con el incremento de la edad, la persona será más propensa a padecer cáncer. En consecuencia, a medida que se aproxima a la longevidad, un adulto puede presentar dolor de espalda y presencia de bultos, y también será más frecuente que se lo confunda con señales de la propia longevidad y no por una enfermedad seria como el cáncer.