Corona de Cristo

El método correcto para podar tu Corona de Cristo y que no muera

Siguiendo estos pasos, tu planta tendrá las mejores flores de tu hogar.
lunes, 29 de julio de 2024 · 06:01

La Corona de Cristo es un arbusto suculento y colorido, con flores pequeñas que generalmente son rojas o rosas, pero que también pueden ser blancas o amarillas. Esta planta, de tallos carnosos, cubiertos de espinas es elegante y puedes potenciar su belleza si sabes cómo podarla. Es que, en caso de hacerla de forma incorrecta, la planta estará condenada a la muerte.

¿Cómo podar la Corona de Cristo?

Si quieres estimular la floración de la Corona de Cristo, te recomendamos seguir estas instrucciones para una poda efectiva. Si bien cortaremos algunas ramas, luego la planta crecerá con fuerza. Para esta tarea de jardinería necesitaremos tijeras de podar, guantes de jardinería, canela y alcohol isopropílico.

Reunidos los materiales, el primer paso consistirá en desinfectar las tijeras de podar con alcohol isopropílico para evitar la transmisión de enfermedades y la formación de futuras plagas alrededor de la planta. A continuación, poner ambos guantes para evitar el contacto con la savia de la Corona de Cristo.

Aprende a podar la Corona de Cristo. Foto: iStock

Después será turno de eliminar las ramas secas, dañadas y hasta aquellas en las que notes alguna enfermedad. Aquí es importante no cortar las hojas completamente, sino dejar un pequeño trozo. Posteriormente habrá que sellar las heridas de poda con canela, ingrediente que funciona como un fungicida casero que ayuda a cicatrizar y evitar que la planta se infecte.

Ayuda a que tu Corona de Cristo florezca con fuerza. Foto: iStock

Expertos en jardinería recomiendan que esta práctica se realice en otoño o invierno, pero jamás en verano debido a que la Corona de Cristo tendrá serios riesgos de deshidratarse. También debes considerar que una vez realizada la poda, habrá que dejar la maceta con la planta en un lugar donde reciba la luz indirecta, como detrás de una ventana. Luego, abonar con una preparación repleta de potasio, fósforo y nitrógeno. Finalmente, regar como de costumbre, evitando encharcar las raíces.