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El refrigerador quedó en el pasado; el nuevo invento que lo reemplaza en tu cocina sin gastar luz
La propuesta de Lea Lorenz no solo se alinea con las tendencias ecológicas actuales, sino que también plantea una redefinición de la relación entre los seres humanos y sus alimentos.El futuro de la conservación de alimentos podría estar más cerca de lo que parece. La diseñadora alemana Lea Lorenz ha sorprendido al mundo con un nuevo invento que promete reemplazar al refrigerador del pasado de tu cocina, sin necesidad de gastar luz y tener un impacto ambiental negativo.
La propuesta de Lea Lorenz no solo se alinea con las tendencias ecológicas actuales, sino que también plantea una redefinición de la relación entre los seres humanos y sus alimentos. Al usar este nuevo invento, los consumidores podrán mantener una conexión más consciente con los productos que consumen, regulando de forma natural su frescura y reduciendo la necesidad de almacenamiento prolongado o industrializado como lo hacen con el refrigerador de la cocina.
El nuevo invento que promete reemplazar al refrigerador dejando atrás el gasto de la luz
El nuevo invento se llama "Tony", es un sistema modular que aprovecha el principio del enfriamiento por evaporación para mantener frescos los alimentos, sin necesidad de gastar luz como lo hace un refrigerador tradicional . En un contexto global donde el ahorro energético y la sostenibilidad son prioridades urgentes, esta propuesta representa una revolución silenciosa para las cocinas del mundo.
Lea Lorenz se inspiró en técnicas milenarias para desarrollar Tony, reemplazando el método tradicional de los refrigeradores de jarra de barro. El sistema está compuesto por congeldores individuales de arcilla de diferentes tamaños, cada uno pensado para conservar distintos tipos de alimentos, especialmente frutas, verduras y productos horneados.

Los módulos de Tony se apilan sobre elegantes estantes de madera y constan de tres partes esenciales: un depósito de agua, un recipiente para los alimentos y una tapa. La arcilla porosa y arenosa, fabricada mediante la técnica tradicional japonesa raku, absorbe el agua del depósito. Posteriormente, el proceso natural de evaporación en las paredes de cada módulo genera un enfriamiento interno que permite conservar los alimentos a temperaturas de entre 13 y 17 grados Celsius.