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Muere Mercedes Barcha, fiel cómplice y compañera de Gabriel García Márquez

El propio escritor contó alguna vez que desde que la conoció supo que ella sería su esposa y que le propuso matrimonio cuando apenas tenía 13 años
sábado, 15 de agosto de 2020 · 18:26

Este sábado falleció en su casa de Ciudad de México, a los 87 años, Mercedes Barcha Pardo, viuda del Nobel de literatura colombiano Gabriel García Márquez. De acuerdo con el diario El Tiempo de Colombia, “informes preliminares indican que desde hace meses padecía problemas respiratorios”. Murió en compañía de sus hijos y nietos.

Julián Ventura, Subsecretario de Relaciones Exteriores de México, confirmó la lamentable noticia en sus redes sociales. Descendiente de emigrantes egipcios, nació y vivió en Magangué, donde su padre, Demetrio Barcha, tenía una farmacia. García Márquez la conoció siendo un niño cuando viajaba con su padre de pueblo en pueblo ofreciendo medicamentos. 

El mismo escritor contó alguna vez  que desde que la conoció supo que ella sería su esposa y que le propuso matrimonio cuando apenas tenía 13 años. Sin embargo, por situaciones de la vida de ambos, tuvieron que pasar muchos años antes de que Mercedes le diera el ‘sí’, el 21 de marzo de 1958, a las 11 de la mañana en la iglesia del Perpetuo Socorro, de Barranquilla. La pareja tuvo dos hijos: Gonzalo, diseñador gráfico y experto en fuentes tipográficas, y Rodrigo, director y productor de cine y televisión. Y permanecieron juntos hasta el día de la muerte del Nobel de Literatura, el 17 de abril del 2014.

CÓMO NACIÓ LA HISTORIA DE AMOR ENTRE GABO Y MERCEDES

La primera carta de amor que García Márquez le escribió a Mercedes Barcha la hizo en un avión entre Barranquilla y París. Era 1955, y el entonces joven periodista viajaba a Europa, donde trabajaría como corresponsal para El Espectador.

No estaba seguro de si obtendría respuesta. Lo que sí sabía era que en caso de no tenerla, no regresaría a Colombia. Al parecer el estar en su país sin la joven elegante de huesos salidos y cuello alargado, hija de un boticario, a quien había conocido once años antes en Magangué, no era precisamente un escenario donde le interesaba estar.

Pero, no por suerte, sino porque así estaba escrito, Mercedes Barcha le respondió a los pocos días. Fue así, por correspondencia, que este amor creció y se mantuvo durante los dos años siguientes (tiempo en que García Márquez terminó su trabajo en Europa y se trasladó a Venezuela para escribir en revistas locales). Cuando la necesidad de verla cara a cara se hizo más fuerte que su hambre por buscar la noticia, García Márquez empacó sus maletas y viajó a Barranquilla para casarse con Mercedes.

Cuando se fueron a vivir a México en 1965, García Márquez había renunciado a su puesto como editor de las revistas Sucesos y La familia, para dedicarse totalmente a escribir Cien años de soledad. A medida que aumentaban las páginas, aumentaban también las deudas, al punto que para poder alimentar a sus dos hijos, Rodrigo y Gonzalo, Mercedes se endeudó con el panadero, el carnicero y el vendedor de verduras de la colonia San Ángel Inn, donde vivían. "Gabriel está escribiendo un libro, cuando termine seguramente le podrá pagar".

La frase "solo falta que sea mala", que pronunció cuando, por falta de dinero, solo pudieron enviar por correo la mitad del manuscrito de Cien años de soledad a Editorial Sudamericana, en Argentina, fue solo una muestra de la singular dinámica que unió a la pareja.