Papa Francisco

Conoce a Amalia Damonte; el único y gran amor del Papa Francisco a quien le prometió matrimonio

El Papa Francisco siempre fue reservado sobre su vida íntima, pero jamás negó la influencia de aquella decepción amorosa
miércoles, 23 de abril de 2025 · 10:05

La historia de Jorge Mario Bergoglio, más conocido como el Papa Francisco, no solo está marcada por su fervor religioso y su incansable compromiso social, sino también por una herida sentimental que, según él mismo reconoció, lo condujo hacia el sacerdocio. Con la muerte del pontífice ocurrida este lunes 21 de abril, resurgen memorias como el hecho de que tuvo un único y gran amor de nombre Amalia Damonte a quien le prometió matrimonio

El Papa Francisco siempre fue reservado sobre su vida íntima, pero jamás negó la influencia de aquella decepción amorosa en su decisión de abrazar el sacerdocio. En entrevistas, admitió haber sentido amor, haber sido amado. Y aunque nunca mencionó directamente a Amalia Damonte, su existencia estaba impresa en la historia no contada del pontífice.

El verdadero amor que tuvo Jorge Mario Bergoglio antes de ser el Papa Francisco

Mucho antes de vestir sotana, el Papa Francisco fue un niño de barrio. En el modesto barrio de Flores, en Buenos Aires, compartía juegos, bailes y confidencias con su vecina Amalia Damonte, una niña como él, con quien formaba una pareja que muchos describían como inseparable. A los 12 años, Jorge aún no pensaba en ser sacerdote. Pensaba, en cambio, en un futuro con ella. Así lo testifican las palabras del único y gran amor del pontífice, quien ha relatado con nostalgia ese vínculo infantil que estuvo a punto de transformarse en una historia de matrimonio.

Era grande, maduro, una maravilla de muchacho. Jugábamos en las aceras o en los parques de la zona, bailábamos... algo muy lindo. Éramos muy humildes, amábamos a los pobres... En eso éramos almas gemelas, recordó Amalia, ya con la serenidad de quien ha hecho las paces con el pasado.

El destino de ambos cambió abruptamente cuando la madre de Amalia Damonte descubrió la misiva. Aquella carta, que contenía un dibujo de una casa con techo rojo “la casita que te voy a comprar cuando nos casemos”, escribió el Papa Francisco fue el punto de quiebre. Los padres de la joven, le prohibieron verla de nuevo. Amalia recuerda que su madre la reprendió con severidad. Y con lágrimas, tuvo que rechazar a Jorge.

“Le pedí que no me viese más... cosas de chicos”, narró Amalia, quien confesó que aquella separación dejó huellas permanentes.

El Papa Francisco, por su parte, canalizó ese dolor hacia una vocación que ya empezaba a latir. Meses después del distanciamiento, ingresó al seminario. Nunca más volvió a tener pareja. Nunca más quiso otro amor. Y años más tarde, ese adolescente herido por un adiós no deseado sería ordenado sacerdote. En 2013, en una decisión histórica, se convirtió en el primer Papa latinoamericano y el primer jesuita en ocupar el trono de San Pedro.

Con el fallecimiento del Papa Francisco, el mundo pierde a un líder espiritual profundamente humano, cuya vocación nació de una herida del corazón. Y aunque jamás llegó al matrimonio y aunque la vida los llevó por caminos opuestos, la promesa que Jorge Mario Bergoglio hizo en su adolescencia la de ser cura si no podía tener a Amalia Damonte se cumplió. Y cambió la historia del catolicismo para siempre.