Lamentos del infierno

Conoce el caso de Clifford Hoyt, también conocido como “El hombre que escapó del infierno”

Una noche, cuentan los enfermeros del nosocomio, se escucharon gritos de desesperación, acompañados de golpes a la pared y lamentos. El ruido provenía de la habitación de Clifford.
domingo, 20 de septiembre de 2020 · 16:31

Clifford Hoyt, también conocido como “El hombre que escapó del infierno”, es un ciudadano estadounidense que sufrió un accidente automovilístico, la mañana del 5 de diciembre de 1999, en Maryland, en la carretera Maple Grove.

Pese al aparatoso accidente, Clifford logró sobrevivir. Su fuerza de voluntad hizo que moviera su cuerpo a la carretera, donde colapsó y cayó en coma.

Para su buena fortuna, minutos más tarde del accidente, un camión pasó por el lugar, vio a Clifford y pidió auxilio al 911. Paramédicos constataron que se encontraba inconsciente y lo trasladaron a un hospital.

Clifford no solo había entrado en coma, además, tenía varias fracturas, hemorragias internas y otras heridas en su cuerpo.

Su recuperación fue muy lenta, más de lo normal, y permaneció internado en el hospital.

Una noche, cuentan los enfermeros del nosocomio, se escucharon gritos de desesperación, acompañados de golpes a la pared y lamentos. El ruido provenía de la habitación de Clifford.

Cuando los enfermeros entraron en la habitación, encontraron al hombre completamente desquiciado y con los tan ojos exaltados que por poco se le salían de los párpados.

Clifford aseguró, entre lamentos, que había estado en el infierno durante todo este tiempo.

Relató que las torturas que experimentó en aquel lugar eran inimaginables. Afirmó que vio brazos que lo perseguían, olía a azufre, se escuchaban lamentos interminables y que estaba lleno de fuego.

Fue necesario someter a Clifford entre varios enfermeros para aplicarle un calmante.

Clifford se recuperó a los pocos días de su revelación, sobre su supuesto paso por el infierno. En el hospital le advirtieron que necesitaba ayuda psicológica, pero él la rechazó.

Semanas después, tras haber regresado a su departamento alquilado, los vecinos se quejaron con el dueño del edificio pues le recriminaron que Clifford tocaba música a muy altas horas de la noche y no los dejaba dormir.

El casero fue al departamento de Clifford para hablar con él, tocó por varios minutos la puerta y, tras no recibir respuesta alguna, decidió entrar con su llave maestra.

Para su sorpresa, encontró a Clifford en el piso, abrazando un enorme bloque de hielo. La sala estaba llena de excremento y llena de suciedad. 

El arrendador del departamento de Clifford no podía creer lo que veía, tomó fotos del desastre y llamó a la policía. 

Clifford se encontraba despierto y aseguró que era consciente de todo lo que estaba haciendo.

Afirmó que tocaba música a altas horas de la noche para que los demonios del infierno no se lo llevaran otra vez. Solo así los podía mantener alejados, dijo. El bloque de hielo, explicó, era porque no soportaba el calor que hacía en el infierno.

Uno de los médicos Clifford aseguró que en una noche, desde una habitación contigua, lo escuchó reír y de pronto escuchó una mezcla entre carcajada y gruñido que ningún humano podría hacer. Cuando abrió la puerta del cuarto de hospital, Clifford se encontraba solo, abrazando a otra barra de hielo que le habían dado.

"Por eso, aún cuando firmé su traslado, desde entonces no creo que Clifford Hoyt haya estado mintiendo”, dijo el médico.

La familia de Clifford se vio obligada a internarlo en un centro psiquiátrico de Maryland.

Los médicos aseguran que su extraño comportamiento se debe al daño cerebral que sufrió en el accidente, pero Clyfford, al día de hoy, está convencido de que los demonios aún lo persiguen.

 

DBO