Estas son las 3 señales claves para saber si tu mascota es feliz

Las mascotas aportan esa cuota de felicidad y alegría que necesita toda familia. Jugando y divirtiéndose junto a sus dueños, los animales permiten que los momentos magros y tristes se transformen en situaciones alegres, especialmente por su inocencia y espontaneidad. Sin embargo también habrá momentos en donde pensemos que las mascotas no son felices, por lo tanto debemos prestar atención a ciertas señales que comprobarán o refutarán nuestra teoría.

Cuando vemos a las mascotas sin energía ni ganas de jugar crecerá la duda para saber si son felices en nuestra familia o si necesitan ser dados en adopción para que disfruten más el día a día. Esto se puede verificar analizando el comportamiento y señales que ayudarán a explicar cómo se siente el animal internamente.

Está claro que si las mascotas se comportan como lo hacen cotidianamente no habrá nada de qué preocuparse, pero si el can o perro (animales domésticos por excelencia) muestra ciertas señales, habrá que replantearse algunas cuestiones con el fin de causar alegría en ellas. Y alguna de las soluciones será brindarle tiempo de calidad, sin lujos ni alimentos caros, ya que solo quieren y necesitan mayor compañía con su familia humana, por lo tanto el tiempo ese esencial para ellas.

En consecuencia, hay 3 señales claves que nos harán pensar si nuestras mascotas realmente son felices. La primera de las 3 alertas residirá en la tranquilidad del animal. Si el perro o gato está en paz y no demuestra cambios drásticos en su conducta, todo marcha bien. Sin embargo, si la mascota está inquieta y rompe todo lo que encuentra en su paso, puede que no esté cómoda con nuestra familia.

Otra de las señales que pueden demostrar que los animales están molestos y no son felices que su alimentación: independientemente de la comida, si el perro o gato no ingiere absolutamente nada, habrá que preocuparse. La tercera clave está centrada en el descanso de las mascotas, ya que es normal que duerman, pero si lo hacen de forma excesiva, podría ser un síntoma de tristeza.