Una faceta casi desconocida

Abrumado y asustado por la fama: figura de La Casa de Papel y de Élite se aleja de la pantallas

A Jaime Lorente lo tenemos bien visto en Netflix. Como Denver, en La Casa de Papel; y como Nano, en Élite. Sin embargo, tras toparse cara a cara con las miserias y el lado oscuro de la fama, Jaime optó por tomarse un descanso de la televisión. Recaló en el teatro, donde protagoniza un monólogo.
sábado, 17 de octubre de 2020 · 09:15

El actor español Jaime Lorente genera dos tipos de reacciones y despierta la misma cantidad de sentimientos. Si analizamos al Jaime de La Casa de Papel (donde interpreta a Denver), encontramos un joven torpe, muy simple y con un corazón gigante; pese a ser parte de la banda de asaltantes más importantes de la ficción.

Pero si no analizamos en Élite, encontramos a un hermano mayor que hace lo que ningún hermano mayor debería hacer: coquetear y hasta enamorar a la enamorada de su hermano. Es decir, podemos pasar del amor al odio con solo cambiar la serie con que nos enganchemos en Netflix.

Fuente: Instagram @jaimelorentelo

Ni héroe ni villano, el actor nacido en Murcia ha optado por dejar el mundo de las ficciones televisivas. Detrás de la decisión no hay conflictos ni peleas, pero si una reconsideración de Jaime Lorente sobre la fama, el mundo que la suele envolver. Y, por supuesto, el regreso a su primer amor: el teatro.

"El mío es un éxito de mentira. Quien me conoce, solo es por uno o dos trabajos, y en un target muy específico de edad o de intereses. Yo no he construido una carrera, la estoy construyendo ahora. Por eso me he metido a producir teatro solo. Para volver a ser quien quiero ser y no quien quieren otros", se confesó el talentoso actor en una entrevista con el diario español El País.

 

Jaime es el protagonista de Matar cansa, el monólogo escrito por el argentino Santiago Loza. Y lo lleva adelante en El Pavón Teatro Kamikaze, de Madrid. Y en la citada entrevista, continúa con su confesión casi a corazón abierto.

"No es que esté pidiendo perdón por ser famoso, pero de alguna forma me estoy perdonando a mí mismo. El teatro me apasiona. Vengo de él. Para eso me formé. Llevo dos años trabajando solo en ficción y me había perdido. El espacio que uno tiene como artista en grandes producciones se ve reducido a veces a un espacio muy pequeño. Les estaré eternamente agradecido, pero estaba desilusionado y con una falta de motivación muy grande. Mi vida dio un giro de 180º de la noche a la mañana, no tuve tiempo de reacción, no supe gestionarlo, nadie te enseña. Te conviertes en un producto. La fama súbita me dejó vacío. No quería seguir ahí. Tuve que buscar ayuda para gestionar el caos y encontrar un lugar. Me costó mucho decir stop, eso sí, porque los focos deslumbran", soltó; verborrágico.

Además, reconoció que "la fama es adictiva, puede ser una droga. Y es peligrosísima".

Fuente: Instagram @jaimelorentelo

 

"Es la forma más fácil de perder la cabeza. Te dan todo. Te regalan los oídos. Te invitan a todo. Todo es todo. Y, o estás centrado, o a las dos semanas te has vuelto el mayor gilipollas del mundo. Mi oficio está lleno de gilipollas. Y de juguetes rotos, pero no nos rompemos, nos rompen", continuó Lorente, quien interpreta a Nano en la primera temporada de Élite (2018).

Su futuro

Ya abocado al teatro y a su puesta en escena del monólogo Matar cansa, se explaya además sobre la puesta que ha elegido encarar.

 

"Entrar en la cabeza de un tío que ama a alguien que se dedica a matar gente y lo defiende y lo entiendes, es terrible. Yo lo leía y me preguntaba, '¿cómo te puede gustar esto?'. Está en todos nosotros, ves algo definitivo como eso y quieres saber qué hay detrás, qué tecla han tocado en esa cabeza o en ese corazón para hacer lo que hace", amplió en otr entrevista brindada a la Cadena Ser.

La post pandemia nos mostrará (ya lo está haciendo, de hecho) un Jaime Lorente distinto a aquel que conocimos. Y más allá del veredicto al que puedan arribar fans y espectadores; no quedan dudas de algo: es un Jaime con el que el propio Jaime está más conforme. ¡Y entusiasmado!.